jueves, 14 de julio de 2016

Imágenes inacabadas (parte uno)

Una fotografía nunca es una imagen acabada.

Cuando disparo con mi ADSL digital, casi siempre imagino la foto que vendrá.

En algunos casos, esa imagen se asemeja muchísimo al RAW tomado.

En otros muchos casos el archivo RAW es el punto de partida.

De más esta decir que esta manipulación y revelado digital es fiel al original, no quito, ni agrego nada, trabajo con las sensaciones, a través de un determinado tratamiento y una determinada tonalidad.

En las imágenes a color, demás esta decir, que la paleta de colores cumple un rol primario, determinante y fundamental sobre la psiquis de la foto.

Las “sensaciones” tienen mucho que ver con la iluminación, con la paleta de colores y sobretodo con la imagen que ha salido de la cámara.
En muchas ocasiones, no contamos ni con la iluminación ideal, ni con el momento del día idóneo, pero sí, con la escena apropiada. A pesar que no podemos “clavar” un trípode, que no podemos usar filtros de densidad neutra (si es que queremos oscurecer la escena), decía a pesar de todas las complicaciones, sobretodo en la fotografía callejera, a pesar de todas las dificultades la foto está ahí, en estos casos el revelado y su posterior tratamiento en programas digitales es lo que cierra el circulo.

Entonces, digamos que partimos de una imagen que a pesar de ser apropiada, todavía está muy verde. Y mediante el proceso de revelado y el post-reveldo completamos lo que imaginamos en el momento de hacer "clic".

Está claro que no siempre ocurre, hay imágenes que no necesitan nada, que han sido paridas, con solo un pequeño ajuste al revelarlas. Mi serie de “Paisajes Desenfocados” es un buen ejemplo, ya que la técnica del desenfoque controlado, parte de la cámara, y por otro lado la manipulación digital “empasta” demasiado, perdiendo la espontaneidad del movimiento propio de la cámara.

Y otras veces, ocurre todo lo contrario, en determinada búsqueda de los parámetros de la imagen, y a partir de esta, encontramos una idea diferente de lo imaginado en primera instancia, esas veces, cuando ocurre…la sensación es tan intensa que se parece mucho, a cuando nos posicionamos frente a una hoja en blanco, sin tener idea de lo que vamos a dibujar o vamos a escribir…y nos sorprendemos a nosotros mismos del resultado de la experiencia.

La manipulación de una imagen es tanto o más emocionante que tomar la foto.

Ya sé que los puristas pondrán el grito en el cielo, pero llevar doscientos mil flashes, paraguas, filtros, hasta alterar fondos con mamparas, etc. ¿Eso no es manipulación de la imagen? ¿Dónde está la diferencia?


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